Amnistía denuncia 60 años de "fracaso" en derechos humanos
Amnistía Internacional denunció ayer "el fracaso de 60 años en derechos humanos". En la presentación del informe anual de este organismo, que controla y denuncia los abusos de países grandes y pequeños, su presidenta, Irene Khan, afirmó que "la injusticia, la desigualdad y la impunidad son hoy las marcas distintivas de nuestro mundo". "Los Gobiernos tienen que actuar ya para acabar con el abismo que separa lo que dicen de lo que hacen", añadió.
El informe destaca que en 81 países se infligen torturas o malos tratos, en 54 hay juicios sin las garantías debidas y en 77 no hay libertad de expresión. Amnistía reprocha a España torturas y malos tratos policiales, abusos en la expulsión de inmigrantes y en especial de menores no acompañados, violencia contra las mujeres, participación en interrogatorios en Guantánamo entre 2002 y 2005 y el corto alcance, pese a "algunas características positivas", de la Ley de Memoria Histórica. Y explica que "tras anunciar el fin del alto el fuego permanente, ETA reanudó los atentados".
A juicio de Khan, "2007 se ha caracterizado por la impotencia de los Gobiernos occidentales y la ambigüedad o renuncia de las potencias emergentes a atajar algunas de las peores crisis mundiales de derechos humanos".
La presidenta de Amnistía recalcó durante la presentación del informe en Londres que "Darfur, Zimbabue, Gaza, Irak y Myanmar son puntos calientes que exigen una actuación inmediata en materia de derechos humanos". Y subrayó la especial responsabilidad de los grandes países. Sobre todo EE UU, "porque es la gran potencia mundial y como tal tiene la responsabilidad de fijar los estándares". Unos estándares que están por los suelos debido a la guerra contra el terrorismo, su defensa de la tortura como sistema para lograr información y el campo de detención de Guantánamo.
Exigió a la Unión Europea "un compromiso para investigar la complicidad de sus Estados miembros en las entregas extraordinarias de personas sospechosas de terrorismo y aplicar a sus propios miembros los mismos baremos en materia de derechos humanos que fija para terceros países".
Hubo también reproches a China, que tiene que cumplir "las promesas en materia de derechos humanos que formuló en torno a los Juegos Olímpicos y permitir la libertad de expresión y prensa, y acabar con la práctica de la reeducación por el trabajo". A Rusia le reprochó que "tiene que mostrar mayor tolerancia hacia la disidencia política, y tolerancia cero hacia la impunidad por los abusos contra los derechos humanos en Chechenia".