El Gobierno francés de Nicolas Sarkozy y el español de José Luis Rodríguez Zapatero llevan cuatro meses estudiando una propuesta común para un pacto europeo sobre inmigración: el borrador es un texto de apenas cinco folios que Francia envió a España en enero y en el que se apuesta por el control estricto de las fronteras y la "selección" de los inmigrantes. También por imponer a los extranjeros un contrato de integración -estarían obligados a aprender el idioma y las costumbres del país- similar al que el PP defendió en España durante la pasada campaña electoral. El PSOE lo rechazó entonces y lo rechaza ahora, según fuentes del Gobierno, que no se pronunciaron sobre el resto del plan Sarkozy.
La propuesta tiene un objetivo -frenar la entrada de inmigrantes en Europa- y cinco pilares con los que lograrlo: control de fronteras, selección de inmigrantes, agilización de las expulsiones, política común de asilo y ayudas al desarrollo de los países de origen. La voluntad de Sarkozy y Zapatero es que ése sea el documento de trabajo sobre el que los miembros de la UE pacten lo antes posible una política común de inmigración.
"Lo dijo el PP"
Sarkozy "tiene intención de llevar el documento al primer Consejo Europeo bajo presidencia francesa [previsiblemente en octubre]" y promover allí un debate entre todos los países miembros, según adelantó ayer desde Bruselas Diego López Garrido, secretario de Estado para la UE. López Garrido señaló que varios Gobiernos tienen ya copia del borrador y subrayó que España cree que "la emigración es un fenómeno positivo" y que "hay que ser muy cuidadoso con los obstáculos que pueden convertirse en pretextos para dificultarla innecesariamente", informa Ricardo Martínez de Rituerto. "Hay aspectos [del plan Sarkozy] en los que España está de acuerdo, y otros en los que no", dijo. Sólo concretó uno: "Lo del contrato de integración ya lo dijo el PP".
En efecto, el PSOE salió en tromba a descalificar la propuesta de Mariano Rajoy cuando éste incluyó en su programa para las elecciones del 9 de marzo la creación del contrato de integración para inmigrantes. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que esa medida desprendía un "tufo xenófobo".
Ni el Gobierno ni el PSOE contaron entonces que ya tenían en su poder, y estaban estudiando, la propuesta francesa que recoge una medida idéntica. Fuentes del Ejecutivo aseguran que ni entonces ni ahora han apoyado ese punto del plan de Sarkozy. El contrato de integración existe en Francia desde 2004: lo instauró el hoy presidente cuando era ministro del Interior.
El borrador enviado en febrero a Rodríguez Zapatero incluye también una advertencia: los Estados de la UE deben renunciar a las regularizaciones masivas porque producen un efecto llamada. El Ejecutivo de Zapatero llevó a cabo en 2005 una regularización masiva -condicionada a la tenencia de un contrato de trabajo- que dio papeles a 600.000 inmigrantes irregulares. Aquel proceso provocó una considerable bronca con Francia: el país vecino criticó que Zapatero tomara una decisión de esa envergadura sin avisar antes a sus socios europeos, que podían verse afectados por el supuesto efecto llamada.
Y ése es otro punto incómodo para el Gobierno: durante la pasada campaña electoral, el PP prometió prohibir por ley las regularizaciones masivas, algo parecido a lo que plantea Sarkozy. El PSOE se negó, aunque en realidad no tiene intención de repetir la experiencia de 2005: Zapatero ya anunció entonces, y ha reiterado después, que aquel proceso extraordinario fue el último.