http://www.ceoce.org/Documentos/db/index.php?documento=doc_078.htmSe acercan las jornadas decisivas para los militantes del CEOC, para nuestros amigos y simpatizantes, y para muchos de lo que, sin estar cerca de nosotros, observan con gran preocupación la dispersión del movimiento comunista que conlleva la inexistencia de un referente revolucionario claro y único en nuestro Estado. Se trata de la celebración del Congreso que pondrá fin a la trayectoria del CEOC como entidad que agrupaba a cuatro organizaciones comunistas y que se disolverán para dar vida al Partido marxista-leninista.
Queremos insistir acerca de la importancia excepcional de este acontecimiento, sin ningún ánimo de exageración o de fuegos de artificio. Desde hace muchas décadas, cuando se fundaron los heroicos Partidos de los que descendemos los militantes del CEOC, no se producía un acontecimiento similar: la fundación en 1920 del Partido Comunista de España (PCE), y en 1936 del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC). Y no pretendemos con estas líneas hacer una operación propagandística para presentar nuestro futuro Partido como una organización que está a la altura de los partidos que fueron en su tiempo dirigentes gloriosos de la clase obrera: no vamos a engañar a nadie, nuestro futuro Partido todavía tiene que afrontar un largo proceso de desarrollo y madurez para ser el Partido de la clase obrera. Y el CEOC no es una organización que se caracterice por la prepotencia o por los fuegos de artificio para presentarse como algo que no es.
Pero si algo no nos pueden negar, tanto nuestros amigos como nuestros enemigos, es la seriedad y la coherencia, la capacidad de cumplir nuestros compromisos y la firmeza con los principios ideológicos del marxismo–leninismo. El CEOC siempre ha manifestado claramente, con absoluta sinceridad y sin doble juego, su opinión respecto a cualquier tema, y no ha transigido con los principios para agradar a tal o cual grupo, a tal o cual persona. Los militantes del CEOC debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a una organización que, aunque todavía es modesta, ha tenido la firmeza de no hacer renuncias, recambios y operaciones de maquillaje. Esto nos ha proporcionado un prestigio entre algunos de los sectores más conscientes de la clase obrera y un respeto como organización seria y de principios incluso entre los que no coinciden con nosotros ideológicamente.
Hemos conocido cantidad de grupos, partidos, organizaciones, etc., en la historia reciente de nuestro país, que nacían bien al amparo del PCE revisionista, bien como escisiones de otras organizaciones, que han proclamado ser el referente marxista–leninista de la clase obrera. De todas ellas, quien con mayor acierto supo mantener la coherencia política e ideológica –que en aquella época significó enfrentarse al carrillismo, a la traición de los Pactos de la Moncloa y a la Transición, y defender prácticamente en solitario la lucha por la República– fue el Partido Comunista de España (marxista-leninista). Pero el CEOC no solamente se nutre de la historia del PCE (m-l), sino también de la experiencia y la riqueza aportada por militantes consecuentes de otras organizaciones, que renunciaron a seguir el camino oportunista y revisionista de sus direcciones y decidieron apostar por la unidad de los marxistas-leninistas. El futuro Partido será, pues, una síntesis de variadas experiencias, una síntesis que no por ello significa eclecticismo ideológico, sino una riqueza de aportaciones para elaborar una propuesta política e ideológica que ofrezca al Partido lo mejor de las experiencias de cada militante. Todos debemos colaborar para crear una conciencia democrática y participativa en el futuro Partido, desde los militantes más veteranos, hasta los menos experimentados que todavía no tienen una larga práctica de militancia en una organización marxista-leninista.
El Partido Único del Proletariado
¿Por qué afirmamos que del CEOC nacerá el futuro Partido Único del Proletariado? Hemos dicho anteriormente que está lejos de nuestras pretensiones la prepotencia o la grandilocuencia. Y sabemos que hay otras organizaciones políticas y muchos comunistas sin organizar que se consideran marxistas-leninistas. Nada más lejos de nosotros pretender menospreciarlos: el futuro Partido debe estar vacunado contra el sectarismo, sin que ello signifique renunciar ni maquillar sus principios.
Cuando afirmamos que se está gestando el Partido Único del Proletariado significa que la futura organización será única en todo el Estado –una sola dirección centralizada, una sola línea política, una sola voz ante los problemas que se planteen– cosa que hasta la fecha no sucede con ninguna otra organización. Entendemos que, si bien antiguamente había serias razones para que existieran otros partidos en alguna nacionalidad, como el PSU de Cataluña, la situación actual, caracterizada por una gran dispersión de una clase obrera sometida a todas las manipulaciones y contaminaciones de los diferentes nacionalismos y regionalismos (y con el proceso impulsado por la Comisión Europea y el Gobierno alemán de estimular los nacionalismos étnicos en Europa), requiere de una organización única que trabaje por la reconstitución de la unidad del proletariado.
Nos negamos a seguir los cantos de sirena de aquellos que afirman que las contradicciones nacionales son tan determinantes en nuestro país que conviene ponerlas, al menos, al mismo nivel que las contradicciones de clase. Nos negamos a seguir el camino de crear minúsculas clases obreras nacionales o regionales: el eje principal de la lucha de clases sigue el marco estatal, español, aunque reconocemos que los factores nacionales, culturales, étnicos, etc., en determinados momentos y lugares son muy influyentes entre la clase obrera. Así, podemos hablar de proletariado catalán, gallego, vasco, andaluz, etc. (y también, por supuesto, de un proletariado europeo que se ha manifestado con las primeras luchas continentales), pero no como un proletariado separado de los demás, sino como un subsistema del proletariado español.
Precisamente, necesitamos de un único Partido, referente de toda la clase obrera. Es necesario poner un freno a la dinámica impuesta entre la oligarquía nacionalista española por una parte, y las diferentes burguesías nacionalistas o regionalistas por otra. Éstas últimas han contado con la ayuda de una peligrosa tolerancia por parte de ciertas izquierdas, ya que estas burguesías regionalistas buscan una base obrera para enfrentarse a la oligarquía española. Necesitamos, pues, un solo Partido referente de todo el proletariado español, que al mismo tiempo defienda los derechos democráticos de las nacionalidades, incluyendo el derecho de autodeterminación, aliándose a otras capas del pueblo que sufren la opresión del capital imperialista y con una clara vocación internacionalista. Como todos los militantes del CEOC sabemos, este proyecto se concreta en la propuesta de III República Popular y Federativa.
Por todas estas razones afirmamos, sin prepotencia alguna, que el Congreso marcará el nacimiento del Partido Único del Proletariado en todo el Estado. Y también vamos a repetir hasta cansarnos que no está cerrado el proceso de unidad de los comunistas, que seguimos abiertos a la discusión sobre la base del marxismo-leninismo con aquellas organizaciones o militantes que quieran acercarse a nosotros, con respeto político y de igual a igual.
Una puerta hacia el futuro se abre en nuestro país. Al cruzarla aceptamos el desafío de construir nuestro Partido como herramienta para transformar la sociedad y luchar por el socialismo.
Así pues: ¡adelante, camaradas!
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